Tarapacá, Ruta Arqueológica Histórica y Turística de Chile, Primera Edición.

EL NACIMIENTO DEL PUERTO DE IQUIQUE.

El significado del vocablo Iquique  es variado. Se señala su origen aymara, iqui significa «sueño». Otros, afirman que nombre del lugar significa «acto de soñar o descansar».

Lo cierto es que el significado exacto del nombre de la ciudad Iqui-Iqui es “dormidero de aves de mar”. Por la gran cantidad de aves (guanayes, patos lile, guajaches, gaviotas etc.) que posaban sobre las islas e islotes de la costa de Tarapacá.

La presencia humana en el sector de la  actual ciudad, se remonta a miles de años. Hace más de cuatro mil años, tribus nómades y semisedentarias se asentaron desde la playa El Colorado, por el norte, hasta El Molle, por el sur, además de asentamientos en toda la costa hasta el río Loa. En Bajo Molle, donde existió por muchos años una aguada se han constatado ocupaciones de más de cuatro mil años de antigüedad. El primer conquistador que hace su aparición en el lugar, el portugués Francisco Rodríguez Almeida, compañero de Diego de Almagro en su incursión a Chile. En 1536, desembarca en la playa de Molle,  En este sector se instaló, por parte de los españoles, el primer puerto de Iquique. Dentro del radio urbano existen vestigios claros de presencia del hombre hace más de mil años. Restos encontrados en 1971 en Playa Brava y Cavancha, constataron la presencia de grupos nómades que aprovechaban las aguas provenientes de aguadas del lugar, hoy desaparecidas por las construcciones y tecnologías actuales. en la que era llamada «Aguada de Iquique», en 1962 trabajadores que excavaban para los cimientos de un edificio encontraron un cementerio prehispánico correspondiente a etapas agro-alfareras tardías (1200-1500 d.C.). Otros asentamientos precolombinos, de posterior data, han sido ubicados en los  barrios de La Puntilla y El Morro, primeros barrios del poblamiento de Iquique. Posteriores trabajos de alcantarillado o edificaciones han permitido encontrar osamentas en el terreno  del correo y frente a la catedral por calle Bolívar.

La actividad del caserío indígena en la isla de Iquique o isla del guano y los sectores ya mencionados  no varió mayormente una vez iniciada la conquista española, al menos hasta 1556, cuando comenzaría la explotación del mineral de plata de Huantajaya. El rol del villorrio de Iquique durante el período de explotación  del mineral se limitaría a ser el puerto de desembarque (caleta Molle) de trabajadores, aventureros, y  de productos de primera necesidad con destino al mineral, principalmente agua. La actividad comercial  se realizaba en el propio yacimiento.

La aldea de Iquique, en esa época, no cumplió la función de «puerto de embarque de  plata». Parte importante del mineral extraído era conducido directamente a Carangas, donde era acuñado. La abundancia de piratas, bucaneros  y corsarios en la costa de América  hacían necesarias esta y otras medidas de seguridad. En 1574 Francis Drake asoló la aldea, pudiendo encontrar solo trece barras de plata. En 1681 un navegante inglés, de paso por el “puerto”, lo describía como un caserío de veinte casas habitado por no más de cincuenta personas.  Basil Ringrose era un médico  pirata con intereses más amplios que el oro y la plata. Mientras que los piratas desembarcaron en la isla de Iquique para preparar su ataque, Ringrose se quedó  observando a los «habitantes, pobres indígenas de la isla. Escribió en su crónica, son  obligados por los españoles para traer  el agua dulce desde un río llamado Camarones . Trabajo agotador  y los indios fueron tratados como bestias  observa  Ringrose. Él se dio cuenta de que comen mucho  una especie de hojas que son de un sabor muy parecido a la hoja de laurel, de tal manera que sus dientes se tiñen de un color verde por el uso continuo de la misma.»  Las hojas eran  de coca, y fueron distribuidas para mantener a los indios en condiciones de trabajar. De su presencia en Iquique nos dejaron el dibujo del primer mapa que se encuentra de la zona de la costa de Terrapacá.

Huantajaya crecía y recibía a miles de personas, la actividad del naciente puerto de Iquique se limitaba al envío a Arica de brea, pescado seco y de guano, explotado en la isla Blanca por un grupo de changos y  por esclavos negros.  Las  actividades comerciales del naciente puerto  no eran  muchas por el  escaso  número de habitantes  durante el período colonial.  En 1764 el irlandés Antonio O’Brien llegó a tierras iquiqueñas,  e informa de la presencia de entre 25 y 30 indígenas y un número todavía más reducido de mestizos. Destaca la presencia de un arrendatario de la explotación de guano y juez de marina, Antonio Cuadros (propietario  de la isla y además de la única casa sólida del caserío), el alcalde y el alguacil. Los españoles preferían habitar en el pueblo de Tarapacá, Pica, Matilla y algunos en Huatacondo. Los datos de O’Brien confirman que  gran parte de la población seguía viviendo del huano,  la pesca del mero y del congrio.

Tiempo después, en 1753, se registraba en el puerto solo 27 indígenas, eran tan pobres que ni siquiera estaban en condiciones de pagar tributos. Los motivos para no vivir en el Iquique colonial sobraban. La extrema sequedad del entorno y ausencia absoluta de agua, obligando a transportarla desde Pisagua o Arica, hacía que se alejaran de esta zona tanto Españoles como changos. Solo la llegada del salitre, permitirá que ambos habitantes se integraran al nuevo puerto.

“Este proyecto Tarapacá, Ruta  Arqueológica Histórica y Turística de Chile es Financiado por el Fondo de fomento de medios de comunicación Gobierno Regional Tarapacá”.

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